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domingo, 17 de octubre de 2010

PERSONAJES INOLVIDABLES

Hoy...


La dueña de las voces populares:


NINI MARSHALL



Nadie hubiera pensado que esa jovencita de barrio, hija de los asturianos Pedro Traverso y María Ángela Pérez, llegaría a ser la estrella que fue. La llamaban Marinita, pero se llamaba Marina Esther Traverso. Nació en Argentina, aunque se sintió siempre española, y en ella convivieron criadas, cantantes, ancianas, bailarinas, pitucas y extranjeras. Todas esas mujeres fueron y serán Nini Marshall, el nombre que la profesión supo darle a la inolvidable humorista y guionista que marcó por siempre al mundo del espectáculo.





Marshall nació en 1903 en Rosario, pero al poco tiempo, se mudó a Buenos Aires junto a su madre. Desde jovencita demostró tener el don de divertir. Su madre fue muy importante para dar comienzo a su exitosa carrera, porque las fiestas de disfraces que ella organizaba y de las que Niní participaba junto a sus hermanos, fueron el puntapié necesario para dar rienda suelta a la gran comediante que tenía dentro. Lideró un grupo de chicos con los que hacía teatro casero y estudió danzas españolas. Apenas terminó el colegio, conoció al ingeniero Felipe Edelman, quien fue el padre de su única hija, Ángela, y su primer fracaso amoroso, tras dejarla en la ruina poco tiempo después debido a su adicción al juego. Casi al mismo tiempo murió su madre y sola con su niña, salió a enfrentar la cruda realidad que le tocaba vivir.


El camino hacia la fama que no esperaba comenzó a forjarse cuando un amigo le ofreció el puesto de crítica en la revista Sintonía, reconocida de los años 30´. Empezó con la columna Alfilerazos, en la que firmaba con el seudónimo de “Mitzi”. Después llegó Radio Municipal, dónde actuaba de “cancionista internacional”, hablando en varios idiomas que sabía a medias.











Su personalidad extrovertida y carismática fue crucial al momento de su evolución artística y permitió el nacimiento de los personajes más divertidos, desopilantes y queribles de la historia radial. Fue así como al poco tiempo llegaron “Cándida”, la empleada doméstica gallega, y la italiana “Catita”.
Niní Marshall fue la precursora del humor femenino en radio. Pero esto no fue producto del azar, sino de un intenso trabajo de campo que la artista hacía cuando sacaba a pasear su figura por las calles, plazas y peluquerías porteñas. Su peculiar visión del mundo hacía que una simple conversación de comadronas se convierta en material fresco para sus sketches, que escribía en la cama con el desayuno al lado. Por ejemplo, “Catita” surgió de escuchar a las chicas que iban a pedirle autógrafos a Juan Carlos Thorry, por entonces su compañero de radio.


"Creé a mis personajes observando a la gente, prestando atención a los pequeños defectos que podían causar risa", escribió Nini en su libro autobiográfico Mis memorias, en el año 1985. Otras creaciones de Marshall fueron “Lupe”, una joven mexicana sufrida y enamorada de su esposo borracho; “Mingo”, un chico travieso del barrio, hermano de “Catita”; y “Belarmina Cueio”, empleada doméstica, provinciana y torpe.


En 1938, un director cinematográfico llamado Manuel Romero vio un gran potencial en la popular mujer de radio, y eligió a "Catita" para encarnar a una de las Mujeres que trabajan, su debut cinematográfico que resultó un gran éxito de taquilla. Su popularidad y el cariño de la gente por sus personajes crecían cada vez más, pero en su camino se encontró con una adversaria igual de formidable: Eva Duarte de Perón. La mala suerte arrancó en 1943, cuando Marshall sufrió una censura de parte de la dictadura de Edelmiro Farrell por “deformación del idioma", que ponía en riesgo la pureza de la lengua "para el pueblo que no tiene capacidad de discernir".



Además de la separación de su segundo esposo, Marcelo Salcedo, el mayor disgusto se lo llevó en 1950, cuando tuvo que exiliarse en México acusada de estar en la lista negra del gobierno peronista.
En México, Niní siguió trabajando en radio y cine. Hizo nueve películas en el país azteca, como Una gallega en la Habana y Dios los cría. Se casó por tercera vez, con Carmelo Santiago. En 1955 regresó a la Argentina, donde volvió a ocupar su posición de estrellato.


En 1988 apareció por última vez en televisión en el programa "El mundo de Antonio Gasalla", donde interpretó a "Doña Caterina".
En los años posteriores, Niní fue objeto de numerosos homenajes. En 1979 ganó el Martín Fierro Especial y diez años después fue nombrada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. México también la reconoció con el Premio a la Mejor Actriz de Teatro, en 1961. Pero la magia no duró. La mujer multifacética murió en 1996, a los 93 años. Con un total de 37 películas y 14 personajes, su nombre en una calle en Villa Carlos Paz, Córdoba, y en Puerto Madero, Niní Marshall es recordada en la Argentina como la mujer humorística más importante que dio el siglo XX.



Dueña de un talento inigualable, de una belleza y un carisma sin par, Niní Marshall fue un personaje clave en la historia del espectáculo argentino. Sus personajes eran estereotipos del ciudadano que se encontraban adornando las calles en esos tiempos: inmigrantes, señoras ricas, niñas tontas y malhabladas, provincianas, y chicos de barrio.

1 comentario:

  1. Cuando estuve en un alquiler departamentos en Palermo vi en el canal Volver una de sus películas y me gustó mucho. La verdad, una excelente actriz y muy divertida!

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