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viernes, 29 de octubre de 2010

La ciudad y la multitud

Walter Benjamín en Sobre algunos temas en Baudelaire hace un repaso sobre las distintas visiones del concepto “multitud” en algunas obras de distintos autores en el siglo XIX. El tema de multitud se impuso con firmeza por aquel tiempo en las obras literarias, debido a las causas sociales, culturales y económicas que le dieron origen. El capitalismo fue esencial en su constitución, siendo relevante que la multitud fuese tomada como fenómeno del cual debía hablarse en la literatura.




Benjamín empieza hablando de Victor Hugo (Francia), como aquél que se adaptó mejor a la exigencia de hablar de las multitudes. Hugo, de hecho, se dirige a las multitudes creyendo que estas son necesarias para la manifestación de una democracia. Le confiere una connotación positiva al concepto. Friedrich Engels, por su parte nos habla de las consecuencias del modelo de acumulación capitalista en la sociedad inglesa: refiere a una “indiferencia brutal” de millones de personas que transitan por las calles, de un “encierro indiferente” con el que se manejan las personas envueltas en “intereses privados”. El ritmo de los transeúntes, dice Benjamín, provoca en Engels una “reacción moral” que le resulta desagradable. Tiene una mirada externa con respecto a la multitud. En el caso de Charles Baudelaire la multitud no le es indiferente, es intrínseca en su obra a pesar que no la describa. Otro autor al que hace referencia es a Edgar Allan Poe en su cuento El hombre de la multitud, donde aparecen descripciones de diferentes tipos sociales, como los "empleados de las clases superiores", que hacen que Londres parezca “tétrica y confusa”. Poe atribuye a la masa de gente uniformidad en el comportamiento, como si fueran automatizadas: “Parecía que pensasen sólo en abrirse paso entre la multitud”.


Se pueden establecer diferencias y aproximaciones entre los distintos autores sobre sus representaciones de la multitud. Por ejemplo Hugo lo ve como algo positivo y realza la figura de la multitud, caso diferente con Engels que la critica. Ambos autores tienen una reacción moral ante la multitud. Relacionando Engels con Poe, advierten el espectáculo amenazador que nos brindan la gente.


Siguiendo en la lectura se hace presente la figura del flaneur parisino de la poesía de Baudelaire para ser contrastado con el hombre de la multitud y el hombre con privacy. Entre sus características, el flaneur va a su propio ritmo en la ciudad (el cual se equipara al ritmo de las tortugas), le falta apuro. Su ambiente es el de los boulevares parisinos. Pertenece a la multitud, pero a la vez tiene una mirada externa. El flaneur está “en medio de los dos” tipos: el del hombre de la multitud, que es maníaco y forma parte de la masa amorfa, y el del hombre con privacy, el cual mira alejado y desde arriba, como estando en un cuadro aparte. Este hombre con privacy está reflejado en un texto de Theodor A. Hoffmann, “La ventana en ángulo del sobrino”, en el cual un sujeto mira desde su habitación imposibilitado de sucumbir a la muchedumbre así quisiera ya que es paralítico. Desde “arriba” se entrega al “arte de mirar”.



Benjamín menciona diferentes avances tecnológicos para referirse a la modificación que provocan en las conductas humanas. “Tienen en común el hecho de sustituir una serie de complejas operaciones por un gesto brusco”. Se menciona al teléfono, que con sólo levantar el receptor podemos acortar distancias; la fotografía que con solo un “disparo” podemos captar una acción durante un período ilimitado de tiempo. Aparece la palabra shock, término apropiado para describir a la multitud, ya que está sometida a continuos shocks y colisiones. Esto se ejemplifica con el tránsito, donde estos shocks se presentan de manera contínua al habitante de una gran ciudad: los anuncios de los periódicos y el film (por rápida sucesión de imágenes que se recibe en fragmentos de segundos). Se puede decir que el shock es alienante, fragmentan la experiencia, se pierde de vista el proceso del producto.



Con esto en mente se puede relacionar los dos tipos de alienación que plantea Benjamín: la alienación a la que está sometida la multitud de las grandes ciudades y la alienación del obrero en la fábrica. “( … ) no es el trabajador quien utiliza la condición del trabajo, sino la condición del trabajo quien utiliza al trabajador”, cita Karl Marx. Se ejemplifica con la cinta automática con la que trabajaba el obrero. El obrero se transforma en un autómata. Paralelamente se encuentra la multitud alienada, que se puede encontrar en el texto de Poe, donde se le atribuye una uniformidad de carácter, sus transeúntes reaccionan a shocks: “Cuando eran golpeados saludaban con exageración a aquellos de los que habían recibido el golpe”.


Se puede apreciar el análisis de Benjamín como un referente de la multitud urbana que no difiere con las condiciones actuales de la sociedad moderna. Los parámetros no cambiaron y podemos observar cómo la gente está expuesta a diversos shocks en las ciudades. Es un texto valioso si se quiere tener una visión de lo que es e implica los conceptos multitud y ciudad.

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