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sábado, 30 de octubre de 2010

CATA: UN JUEGO DE ADULTOS


Las catas a ciegas sirven para reconocer los aromas y sabores de un vino, sin la necesidad de ver la etiqueta. Es un ejercicio donde se pone en práctica los sentidos y a medida que pasa el tiempo educamos nuestro paladar. En este juego, los degustadores se sentarán frente a unos cuantos vinos, sin saber nada de ellos o con alguna pequeña información: añada, zona o región geográfica.
Las personas que se inicien en este juego, podrían comenzar por distinguir las características que diferencian los vinos blancos, de los tintos. A medida que van reconociendo esas particularidades, el objetivo se irá complejizando, siempre dependiendo de la experiencia de los catadores.
El tiempo y la dedicación harán que a futuro puedan distinguir cosechas, aunque para ello hay que entrenar bastante.
Organizar una cata a ciegas con amigos del vino es divertido. Solo hay que prepararse a para el recreo, por tal razón es necesario olvidarse por una momento de todo y concentrarse en disfrutar.
Pasos a seguir:
• Una de los primero pasos es elegir un tema, para la cata. Un objetivo concreto que le dé sentido a la cata. Les sugiero seleccionar tintos de una cosecha de calidad, así podrán descubrir la denominación o región de procedencia. También blancos de igual variedad, de la última cosecha, para identificar el cepaje.
• Escoger los vinos. La cata tendrá mucho más sentido si los vinos son lo suficientemente caracterizados o tienen la tipicidad necesaria para llegar a alguna conclusión.
• Tapar las botellas. Una bolsa papel ajustada con cinta o incluso el propio material de embalaje de cartón, será suficiente. No olvidarse de retirar las cápsulas, de esta forma nadie podrá identificar la marca. Así ningún participante podrá saber la identidad de la marca.
• El orden de cata. Es la decisión más reñida que deberá tomar el organizador de la cata. Lo mejor es utilizar la lógica: vinos más ligeros al principio y más corpulentos al final; variedades más aromáticas al final, vinos jóvenes al principio y con mayor vejez al final… Una vez lo tenga claro, numere las botellas.
• La cata. Hacerla más o menos formal depende de las preferencias de su grupo de amigos. No es extraño, que un vino que normalmente no está entre sus elegidos, le haya gustado especialmente o a la inversa.
A tener en cuenta:
Entre vino y vino, beber agua y comer alguna galletita o pan, de ésta forma limpiarán el paladar y se prepararán para el próximo disfrute.

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