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domingo, 29 de agosto de 2010

Reina de blancos…CHARDONNAY



Cuando comienzan los días de calor aparecen en las góndolas los nuevos vinos blancos del año. Esta variedad es la opción acertada, reina indiscutible de los cepajes claros, los grandes vinos, los espumosos y los cosecha tardía. La nobleza de este cepaje es capaz de producir, los mejores vinos del mundo. Aristocrático, complejo y delicado en aromas, ideal para acompañar platos con pescados, con carne de pato, pollo, faisán ó algún queso azul.
Originaria de la región Francesa de la Borgoña y en especial de la zona Chablis, ha logrado emigrar por todos los rincones de Francia. Se ha trasladado y adaptado por el resto del continente: Penedés en Cataluña, España; Sonoma en California, Estados Unidos; Valle del Maule y Casablanca en Chile: Adelaida Hills en Australia. En Argentina se produce en todas las regiones vitivinícolas: desde Salta hasta Chubut.
Este cepaje voluble adquiere diferentes características según el terruño. Por ejemplo en los viñedos de la zona de Lujan de Cuyo, donde las temperaturas medias son moderadas se logran vinos de buena acidez, de aromas tropicales y minerales. Pero no ocurre lo mismo en Cafayate, donde la característica aromática es distinta y adopta aromas a pan tostado e higos, los vinos de zonas más frías traerán recuerdos a frutas blancas.
Los vinos blancos de ésta variedad son profundos, delicados y persistentes. A la vista son de color amarillo pálido con reflejos verdes. Su aroma recuerda a frutos frescos como la manzana ó a flores. En los Chardonnay jóvenes se puede apreciar la fruta típica del varietal, como el ananá, la banana. Si en el proceso de vinificación han pasado por barrica, aparecerán aromas a manteca, vainilla y humo, lo cual hará que el vino sea complejo.
Este cepaje es el utilizado para producir Champagne, junto al Pinot Meunier y al Pinot Noir. De los tres cepajes es quien aporta ligereza, elegancia y aroma.

MARIDAJE
¿Habrá boda entre la cocina y los vinos esta vez? Los buenos maridajes se logran por armonía, a vinos con peso, platos con peso ó por contraste, lo importante es el juego sensorial. Un Chardonnay sin madera, joven y fresco, con una picada de mar; con pulpitos a la provenzal, chupín de pescado del día, buñuelos de abadejo, rabas, aros de cebolla. Otra opción podría ser con quesos, pero de pasta blanda. Si lo que desean es seguir con este vino como final de noche… unas peras al Chardonnay, aromatizado con alguna rama de canela, sería el casamiento perfecto.

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